lunes, 1 de abril de 2019

¡LOS ARTESANOS CHILENOS NECESITAMOS FERIAS! ASÍ DE SENCILLO.


Como quedó establecido y demostrado en nuestra nota anterior, titulada ¿Qué futuro tiene la Artesanía en Chile?lo que las Artesanas y Artesanos de nuestro país necesitamos para seguir cultivando la Artesanía, y desarrollarnos como profesionales, son ferias, ya que este es el espacio por excelencia en que las personas se encuentran con lo que hacemos. (Fuente: Política Nacional de Artesanía 2017-2022).

También dijimos en ese texto que las autoridades privadas y públicas poco y nada han hecho por echarnos la mano con esta cuestión a lo largo de la historia, ya sea por incapacidad o, sencillamente, por hacerse los lesos, y que la alternativa que nos quedaba como Artesanas y Artesanos sería, más bien, la de tomar nosotras y nosotros mismos las riendas de este asunto. Pero, ¿es posible hacer eso? La respuesta es, ¡por supuesto! Pero, ¿cómo? Formando una Cooperativa.

¿Alguna o alguno de ustedes sabe lo que es una Cooperativa? Es muy probable que no, pues en nuestro país hay muy pero muy poca información al respecto. Y esto es así a tal extremo que las pocas Cooperativas de Artesanas y Artesanos que existen terminan operando como una Agrupación más o como una Asociación Gremial o como una Asociación Cultural, limitando todo el potencial de acción que tiene una verdadera Cooperativa.

Pues bien, todo habría comenzado en el año 1844, cuando en Inglaterra un grupo de tejedores se quedó sin pega a causa de lo que se conoce como "Revolución Industrial". Es decir, que fueron reemplazados por máquinas en sus trabajos, quedando, literalmente, en la calle. Fue así que este grupo de 28 personas decidieron unir sus esfuerzos y sus ahorros, creando un pequeño almacén de propiedad compartida, en el cual comercializaban artículos de primera necesidad como azúcar y harina. Con el tiempo el proyecto fue creciendo y desarrollándose, despertando gran interés por parte del público y los intelectuales. (Fuente: www.coopeuch.cl)

Por supuesto que Chile no estuvo al margen de este fenómeno, ya que la apertura de las autoridades de la época al comercio internacional -¡qué novedoso!-, no sólo dejó sin pega a los trabajadores y trabajadoras de Inglaterra, sino que también a nuestros coterráneos, los cuales fundaron las primeras organizaciones de este tipo en Valparaíso en el año 1887, las que llevaron por nombre "La Esmeralda" y "La Valparaíso", que fueron ambas cooperativas de consumo

No es casual que esto haya sucedido en "La Joya del Pacífico", punta de lanza de la entonces expansión del Imperio Británico en América del Sur, donde no sólo se recibieron sus mercancías, que nos arruinaron, sino que también las historias y experiencias de su pueblo, las que nos ayudaron a salir adelante.

Hoy en nuestro país al rededor de 1 millón de chilenos pertenecen a alguna de las más de 1.000 cooperativas vigentes, de las cuales las más conocidas son COLUN, CAPEL, CONAVICOOP, COOPERCARAB, COPELEC, COOPEUCH, entre otras, las que cubren necesidades de trabajo, consumo, acceso al crédito, a la vivienda, a la luz, al agua potable e incluso a las vacaciones de muchísimas personas que, de otro modo, no podrían acceder a estos bienes y servicios. Una cantidad muy pequeña si la comparamos con las cooperativas existentes y sus miembros en los países europeos, España especialmente, Estados Unidos, Colombia o aquí mismo al lado, en Argentina. (Fuente: El cooperativismo en Chile, Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, 2014).

Una cooperativa, en simples palabras, es una empresa. Ni más ni menos. Pero no una empresa privada, ¡como de las que está lleno este país!, o una "empresa" pública o estatal como es el caso de CODELCO, Banco Estado y TVN, sino que es una empresa "asociativa". Por ende, su finalidad no es que sus dueños se hagan millonarios o se llenen los bolsillos administrando los recursos de todos. No. La finalidad de una cooperativa no tiene que ver con nada de eso, sino que solamente con satisfacer las necesidades de un grupo de personas, las que, por diversos motivos, no son satisfechas ni por las instituciones públicas, ni privadas, ni de ningún otro tipo.

Es así por ejemplo, que surgen las cooperativas de consumo, las que tienen por función obtener bienes para los socios al menor costo posible a través de la compra de volúmenes de las más diversas mercancías, como alimentos, vestimenta, insumos para la limpieza, útiles escolares, tecnología, etc., etc. La cooperativa más importante de este tipo en nuestro país es hoy COOPERCARAB, una cooperativa de Carabineros que funciona desde 1934 y tiene una multitienda con sucursales en 7 regiones del país y hasta página web (www.coopercarab.cl). ¡Chúpense esa! 





También existen las cooperativas de ahorro y crédito, las que tienen por objetivo prestar servicios financieros a aquellos que no pueden obtenerlos en un banco tradicional. Una de las instituciones más importantes de este tipo en nuestro país se llama COOPEUCH creada en 1967 por funcionarios de la Universidad de Chile. Tiene 86 oficinas desde Arica a Punta Arenas y su sitio web es: www.coopeuch.cl




Lo mismo que las cooperativas de vivienda, las que tienen por finalidad facilitar a las personas, que no pueden de otro modo, acceder a la compra de su casa propia al menor costo posible. La cooperativa más importante de este tipo en Chile es CONAVICOOP que funciona desde 1975, tiene hoy presencia en 6 regiones del país y ha facilitado la obtención de su vivienda a 71.000 familias a lo largo de su historia. Su sitio web es: www.conavicoop.cl 





Y así sucesivamente. El sistema es simple. Primero hay que definir una necesidad. Luego, reunir a todas las personas que tengan esa misma necesidad. Entre todos definir la forma más sencilla y económica de satisfacerla, reunir los recursos necesarios y ya está. Se aplica lo resuelto y eso es una cooperativa. ¡Bienes y servicios accesibles y baratos para todos! 

¿Queda claro?

Se los vamos a explicar con peras y manzanas. Bueno, puede ser con tomates, papas, paltas, zanahorias o lo que a ustedes les dé su reverenda gana. A nosotros nos gustan las paltas. Son ricas las paltas. No debe haber chileno o chilena a la que no le gusten las paltas. Incluso a los extranjeros que llegan a Chile, si algún recuerdo bueno se llevan de aquí, debe ser el de las paltas -para qué andamos con cuentos-. ¡Un fruto divino! No debe haber nada más rico que un buen sánguche de queso derretido, tomate y palta. O una ensalada de lechuga con tomate y palta. O un italiano tomate-palta-mayo. O en el peor de los casos una marraqueta con palta, o una palta pelá, ¡qué tanta cuestión! Todo buen chileno o chilena sabe de lo que estamos hablando. Es una lástima que el cultivo de este fruto maravilloso esté generando tantos estragos en nuestro medio ambiente, pero eso es harina de otro costal.  

Sin embargo, ¡es tan costosa la palta! Y es que nunca encuentra uno paltas en promoción, y comerla en la actualidad es casi un lujo. Nosotros mismos en nuestro taller juntamos peso a peso cada día para disfrutar de unas ricas paltas una o dos veces al año. ¡Para que vean que somos Artesanos! Pero de vez en cuando logramos darnos ese gusto. ¡Más o menos con la misma frecuencia en que podemos participar de una feria de Artesanía en este país!

En los supermercados, en los negocitos de barrio y otros comercios hemos llegado a verla hasta en $5.000 pesos. Lo que es un precio estratosférico si pensamos que solo 3 ó 4 de estos frutos pesan un kilo (ó 2 si la palta es de primera).



¿Pero qué tal si nos juntáramos con toda la gente que nos gusta la palta, haciéramos una vaca y la compráramos por mayor, directamente al productor para luego repartirlas entre nosotros por igual, al precio de costo? ¿Ah?

Si están pensando lo mismo que nosotros, ¡eso es lo que hace una cooperativa! Facilitar el acceso a los bienes y servicios para todas las personas, eliminando cobros innecesarios e intereses de intermediarios que lo único que hacen es dificultarnos el acceso a lo que necesitamos. 

Y si se compra más de lo que necesitan los socios, el resto se vende al que las quiera, siempre al precio de costo, y si hay ganancias, éstas se reutilizan en las necesidades de la cooperativa o se reparten entre los miembros por partes iguales.

De este modo, con el dinero que puede ahorrarse de comprar al costo, se puede comprar más de lo que se compraba antes o usar esos recursos extra en bienestar para nuestras familias.

¡Eso es justamente lo que tenemos que hacer como Artesanas y Artesanos en Chile! Asociarnos para satisfacer las necesidades que tenemos en común, como el acceso a la salud, a una jubilación, educación, vivienda, etc., etc. Lo que lograremos solamente si tenemos acceso a buenos espacios de comercialización, mediante los cuales podamos vender nuestro trabajo al público, con lo que tendríamos recursos suficientes para hacernos cargo de todo eso nosotras y nosotros mismos, sin estar mendigando la asistencia o caridad de nadie.

En este sentido, una cooperativa de Artesanos y Artesanas en Chile, tendría que facilitarnos una cosa: acceder a estos espacios de comercialización. A buenas ferias, puntualmente. Por donde circule nuestro público, en espacios privados o de bien nacional -idealmente-, con una estructura física adecuada, que nos dignifique como profesionales y que convoque a las personas a acercarse a nosotros donde sea que nos instalemos, seamos de una región o de otra, estemos comenzando en esto o seamos Maestras o Maestros. Todo esto al menor costo posible.



Las ventajas que tienen las coopertivas, en comparación a otras formas de organización social en nuestro país, como las agrupaciones, es que su amplitud de acción no se limita a un determinado territorio o comuna. Al ser una empresa asociativa, sin fines de lucro, están exentas de iva y tienen diversos beneficios tributarios. Su infraestructura institucional les permite dialogar de igual a igual con cualquier tipo de institución o autoridad, y como son empresas de carácter social, cuyo compromiso es con la comunidad, abren el acceso a este tipo de bienes y servicios a todo aquel que los necesite sin ser necesariamente socio

De esta manera podríamos concentrar todas nuestras energías en el constante trabajo en nuestros talleres, produciendo obras de excelencia y desarrollando nuestra labor, perfeccionarnos permanentemente sin perder tiempo en la gestión y administración de estas ferias, ya que siendo la cooperativa una empresa, se puede contratar personal que se encargue de todo eso, gente experta, profesional y dedicada a la que se le pague una remuneración por la gestión y administración de nuestras ferias.

Así, sólo tendríamos que preocuparnos de producir nuestras obras, dejándoles la burocracia y los trámites de escritorio a trabajadores remunerados, que pueden provenir de nuestras propias familias, con lo que se crearía un círculo de trabajo seguro para todos los socios de la cooperativa.

Con espacios periódicos de comercialización, en un lugar o en varios a la vez, varias fechas al año, en ferias de alto nivel técnico y cultural, los Artesanos y Artesanas tenderían a profesionalizar su oficio, y los que recién están comenzando en esto podrían desarrollarse hasta llegar a ser Maestros o Maestras. La Artesanía sería una actividad atractiva para las nuevas generaciones y los hijos e hijas de los Artesanos y Artesanas, ya no tendrían que convertirse, necesariamente, en cualquier otra cosa por aspirar a una situación económica mejor. 

Con ferias al costo, gestionadas por una institucionalidad seria, que genere confianza en la ciudadanía y enriquezca el espacio público y privado con sus eventos, generando oportunidades laborales reales y concretas para todas las Artesanas y Artesanos de nuestro país, alcanzaríamos por fin la tan anhelada dignidad profesional que tanto necesitamos y el bienestar social que hoy no tenemos como trabajadores de la cultura, motivando a otros sectores de la economía, la cultura y la sociedad a sumarse a nuestra causa o a elegir como profesión la de transmitir nuestra cultura e historia a través del trabajo de nuestras manos.

Incluso le hemos puesto un nombre a esta cooperativa (siempre como propuesta, claro está):


Cooperativa 
de Artesanas y Artesanos 
Profesionales de Chile


(COPROARCHI)

Y así como podría existir una cooperativa nacional de Artesanos y Artesanas para la gestión de ferias de primer nivel en todo el país, al costo y accesibles para todos los que nos dedicamos a esto, imagínense si las tejedoras y tejedores, por ejemplo (el rubro más grande de nuestra artesanía), se unieran en una cooperativa para comprar insumos al costo, directamente a los productores, o los orfebres (el segundo rubro más grande del país), ¿cuántas empresas privadas, productoras de eventos, tiendas de insumos y funcionarios públicos dejarían de percibir ingresos del beneficio que obtienen a causa de nuestras necesidades? 

Es decir, de que es posible, es posible. Sólo es cuestión de comenzar a confiar un poquito más en lo que somos capaces de hacer por nosotros mismos, y dejar de esperar que siempre sean otros los que tengan la iniciativa de resolver nuestros problemas. Ese es el inicio de todas nuestras complicaciones. Así llevamos muchos años. ¡Es momento de tomar la iniciativa! 

¿O no?

¿Qué opinan ustedes?

¡Muchas gracias por leer! 
Si la nota les gustó, 
o si tienen dudas al respecto,
¡por favor comenten y compartan!
Somos todo oídos.

Les deseamos unos hermosos días,
Made y Sergio,
¡Fuerza de Artesan@!





9 comentarios:

Derly Patricia Ariza dijo...

Muy bien pensado!.

ISIDORA dijo...

Me sumaría a la cooperativa de todas maneras. Tengo entendido que la Municipalidad entrega ayuda y orientación para la conformación de cooperativas en Valparaíso.
Me gustan sus escritos. Gracias por compartirlo.

Unknown dijo...

Hola, precisamente hoy pensaba en esta idea de formar una cooperativa de artesanos/as. De esa manera se podría "esquivar" el alto costo que se debe pagar por un espacio en una feria ya que como Cooperativa se tendría más fuerza y poder de negociación, entre otros muchos beneficios.

Claudia dijo...

Muy bueno el artículo. En verdad es algo necesario, los artesanos vivimos en un limbo, parecemos no importarles a nadie. Es tiempo de tomar el sartén por el mango, a organizarse.

Giselle dijo...

Como me contacto con ustedes tengo una idea hace años y creo que lo que ustedes escribieron seria bkn concretarlo

VERDE LIMÓN TALLER dijo...

Muchas gracias a todas por sus comentarios. Si quieren más información de este proyecto o de otras cosas, por favor escríbannos a nuestro correo verdelimontaller@gmail.com o a nuestro Wsp,+569 97 19 32 46 Abrazoooos!!

Unknown dijo...

Me parece una excelente idea... Pero es difícil que logren conseguir que todos remen hacia un mismo lado... Saludos

Romina bellezamim dijo...

Hola esta idea es a nivel nacional o solo para una determinada región o ciudad.. Saludos

VERDE LIMÓN TALLER dijo...

Podría hacerse de muchas formas, pero es complejo si no hay confianza entre las personas.