lunes, 25 de febrero de 2019

¿CÓMO JUBILAN LOS ARTESANOS Y ARTESANAS EN CHILE?


Si bien es cierto que en Chile el sistema de previsión social ha sido duramente criticado por la opinión pública en los últimos años dado el bajo -por no decir miserable- ingreso que reciben sus "beneficiarios" (los que obligadamente y sin derecho a excluirse debieron ahorrar, desde 1981, de forma sagrada y mes a mes, un porcentaje de su sueldo para terminar recibiendo pensiones que son, verdaderamente, de hambre), todo esto tiene que ver con una forma de trabajo que ya es parte de la mentalidad nacional. 

Estamos hablando del empleado, ya sea público o privado, de aquellas personas que trabajan bajo las órdenes y supervición de un superior que tiene el dinero, la infraestructura y las conexiones comerciales o políticas para darle una ocupación remunerada, y que son, efectivamente, aquellos y aquellas que tienen, como único medio de ganarse la vida, el ofrecerle a estas personas la fuerza de sus brazos.

Y si bien es cierto que este es el modo en que la inmensa mayoría de la población se gana honradamente el sustento, ¿qué pasa con aquellos y aquellas que no trabajamos así y que por la naturaleza de nuestra labor estamos al margen del sistema de pensiones, del sistema de salud y de prácticamente cualquier asistencia social? 

¿Qué pasa con aquellos y aquellas que, tal y como cualquier otro trabajador o trabajadora, nos partimos el lomo día a día para llevarle el sustento a nuestras familias y, sin embargo, eso no queda registrado en ninguna parte? ¿Qué pasa con aquellos y aquellas que no trabajan con ningún contrato y que por lo bajo de sus ingresos no les conviene cotizar voluntariamente ni en Fonasa ni en AFP? La señora que lava y plancha en alguna casa particular. El maestro que busca pega de puerta en puerta para jardinear, arreglar una llave del agua o solucionar un problema con el gas. ¿Qué pasa con la familia que tiene un pequeño negocito de barrio, una panadería o un puesto en la feria y, finalmente, qué pasa con nosotros, los Artesanos y Artesanas de nuestro país? ¿Cómo llegamos a viejos y cómo la vemos si nos enfermamos? 

Les voy a contar el caso de la Señora Clara Sepúlveda, una Artesana de 73 años originaria de Rari, un pueblito muy especial que queda en la región del Maule y que es conocido principalmente por su artesanía en crin de caballo, la cual es una expresión cultural única en el mundo que hizo a sus cultoras recibir el año 2010 el reconocimiento de Tesoros Humanos Vivos por el entonces Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

Todo comenzó el pasado viernes 25 de enero cuando la señora Clara, que aparece en la foto de más arriba, ya no pudo soportar más un dolor de cabeza que la había aquejado durante casi un mes. A raíz de esto es que toma la decisión de ir al servicio de urgencias más cercano a su lugar de residencia en la comuna de Quinta Normal, en la Región Metropolitana, donde reside hace poco más de 45 años, y de donde la devuelven para su casa con una receta de paracetamol, a pesar de que a esas alturas ya había perdido el conocimiento varias veces y se había golpeado, incluso, la cabeza contra el suelo al caer.

Es en ese momento en que llega al consultorio su amigo y colega, el también Artesano Félix Panes, para socorrerla, a quien le había extrañado mucho el no haberla encontrado en su lugar habitual de trabajo, tras la Catedral Metropolitana de Santiago. Al verla en tan malas condiciones, y escuchando a la Señora Clara que le rogaba por ayuda, es que toma la decisión de sacarla de ese recinto para llevarla a la Posta Central, donde el panorama no fue mucho mejor, pues en ese hospital tampoco obtuvo atención médica oportuna y cuando la Señora Clara comenzó nuevamente a desmayarse, y sin saber qué más hacer, la trasladó lo más rápido que pudo al conocido Hospital Clínico de la Universidad Católica. Eran las 21:45. Las opciones eran pocas. El dinero escaso.

En este recinto le dicen a Félix que el valor para ingresar a la Señora Clara, quién apenas podía mantenerse consciente, era de 80.000 pesos ya que se trataba de un hospital privado. Por supuesto que ellos no contaban con esa cantidad de dinero, pero justo antes de retirarse a buscar ayuda en otro lugar -lo que era muy incierto-, y en una situación muy confusa, aceptan atender a la Señora Clara haciendo firmar a Félix un pagaré por una suma que llegaba casi a los 400 mil pesos, y por los cuales tenía que responder en los siguientes 5 días. Además, ya habiendo sido atendida y diagnosticada la Señora Clara, le sugieren a Félix dejarla hospitalizada allí mismo, pero que si no contaban con 1 millón de pesos diarios tendría que llevársela al centro asistencial que le correspondiera a su lugar de residencia. Terminaron en el hospital San Juan de Dios, casi a las 3 de la madrugada. El testimonio de Félix, en una carta que posteriormente le envió a las autoridades del Hospital Clínico de la Universidad Católica es dantesco:

«...Luego de ello nos marchamos con la señora Clara en ambulancia a la ex-posta 3 (Hospital San Juan de Dios) donde la "hospitalización" fue en una silla, en un lugar donde habían múltiples pacientes con disparos, cortes, esquizofrenia, agresividad y tuberculosis, aglomerados en pasillos, donde más de uno de ellos, mientras esperábamos, falleció tras vomitar sangre por lo grave de su situación.

Clara Sepúlveda, tras ver todo esto, me pide que nos retiremos del lugar ya que estaba asustada, pero yo no podía levantarla para salir de ahí por estar ella muy débil, es así como se duerme y lamentablemente continúa su deplorable e indigna hospitalización en una silla, hasta que amanece y, tras ser vista por una neuróloga y seguir el informe dado en la Clínica UC CHRISTUS, ésta le realiza los procesos pertinentes para su posterior alta...»


"Hospitalización" de la señora Clara,
Tesoro Humano Vivo 2010.
Hospital San Juan de Dios,
Sábado 26 de enero de 2019.

No hay muchas más palabras que puedan describir la situación por la que está pasando esta tremenda cultora de nuestra Artesanía Chilena. Nada más agregar que hasta el día de hoy, ya pasado exactamente 1 mes de los hechos, ella no ha logrado recuperarse de su padecimiento, no ha logrado tener una atención médica en que le diagnostiquen y le traten su afección, por lo cual no ha podido presentarse a su puesto de trabajo, lo que evidentemente la tiene sin recursos económicos ni siquiera para solventar sus necesidades más elementales. Por lo que el Artesano Félix Panes se ha desvivido por conseguirle ayuda por todos los medios a su disposición y, en compañía de su par, Sergio Pallaleo, han conversado con autoridades de la Ilustre Municipalidad de Santiago para intentar ayudarla de alguna forma, ya sea en lo laboral, social y en el plano económico, ya que su pensión solidaria, que es de aproximadamente 100 mil pesos, le alcanza a penas para pagar el arriendo del lugar donde vive en la comuna de Quinta Normal. Aunque todas estas gestiones están aún en veremos, ya que el mes de febrero, al parecer, no es el mes más apropiado para intentar mover trámites en nuestro país. 

También le hemos escrito a diversas autoridades con el fin de conseguir apoyo para la señora Clara, entre ellas a la Primera Dama, Cecilia Morel Montes; a la Ministra de Cultura, Consuelo Valdés; a la Coordinadora del Área de Artesanía de la misma institución, Bárbara Velasco; a la Directora del Programa de Artesanía UC, Elena Alfaro; al Presidente del Colegio de Artesanos Profesionales Chilenos A.G., Germán Fuentes, entre otros, de los cuales estamos a la espera de una pronta respuesta.


El Artesano Félix Panes repartiendo cartas de ayuda
para la Señora Clara por todo Santiago.

Al mismo tiempo le hemos escrito a las autoridades del Hospital Clínico de la Universidad Católica para ver qué puede hacerse con ese pagaré de cerca de 400 mil pesos que tuvo que firmar el Artesano Félix Panes, el cual, claro está, no ha podido ser cancelado. Aunque a la fecha, el hospital tampoco ha dado una respuesta concreta, a parte de sugerirnos que fuésemos a preguntar a las oficinas de Fonasa, donde nos dijeron que esperásemos los resultados de la Ley de Urgencia por la cual habría sido atendida la señora Clara en el dicho recinto la noche del 25 de enero, y que eso podría tardar unos 6 meses, donde a ella comenzarían a descontarle el 10% de su pensión a modo de cobro por la atención en UC CHRISTUS. No supimos qué era peor.

Lo que sí, es que toda esta situación, por lo demás terrible, que ha estado viviendo la Señora Clara, nos ha dejado, a todos los Artesanos y Artesanas que nos hemos enterado del caso, con una incómoda interrogante sobre nuestro propio porvenir. Y es que a nosotros también nos ha pasado, en más de una ocasión, que no tenemos acceso a salud las veces que hemos necesitado y hemos tenido que, o terminar dando la hora en un hospital público, o viendo cómo nos las arreglamos por las nuestras sin ayuda, prácticamente, de nadie.

Algunas de las personas con las que hemos hablado en busca de respuestas, ya que no podemos creer que una persona tan reconocida popularmente por su labor como Artesana esté pasando por esto de no tener acceso a una vejez más digna, nos han dado noticias realmente escalofriantes con respecto a cómo terminamos nuestras vidas los Artesanos y Artesanas en este país, ya que la situación de la señora Clara no sería algo aislado, sino todo lo contrario, pan de cada día.


La Señora Clara vendiendo sus tejidos en crin de caballo
a la salida del metro Bellas Artes en Santiago.
El registro es de Félix Panes en febrero del año 2018.
Clara Sepúlveda cuenta en esta foto con 71 años.

Para decirlo en palabras sencillas, en Chile los Artesanos y Artesanas no tenemos jubilación. Y eso es sólo el principio. Pues tampoco tenemos acceso a una atención digna de salud. Así que si la muerte nos alcanza, será mientras estemos en el trabajo, hasta que las manos no nos den más, para tomar el alicate, moldear la arcilla o enredar los hilos. Y si se nos ocurre enfermarnos, ojalá sea sólo de un resfrío porque si se trata de un cáncer -que Dios nos libre-, lo único que nos queda es comenzar a organizar rifas y algunos bingos para una digna sepultura. 

Con todo esto, nos hemos enterado de colegas que han desarrollado enfermedades a causa de su propio trabajo, lo que en otras circunstancias serían llamadas "enfermedades laborales" y tendrían acceso a algún tratamiento médico. Pero en el caso de la Artesanía... ya se imaginarán ustedes. Tejedoras y tejedores con ceguera por cataratas en los ojos, talladores con extremidades amputadas y orfebres con cáncer producto de los químicos de uso común en el oficio. Cultores, creadores y productores que ahí se quedan, con el diagnóstico en las manos, una bendición de los doctores y un triste saludo de los colegas y autoridades si el condenado era conocido.

Pero en nuestro país esta situación ha de ser tan común y cotidiana que, aparentemente, y con mucha tristeza lo decimos, no conmueve a nadie. Y lo más dramático de todo es que ni siquiera entre los mismos Artesanos y Artesanas tenemos un protocolo de asistencia con el que, entre pares, nos ayudemos cuando a alguno de los nuestros le llega la desgracia.

Es así que averiguando un poco del tema del proyecto de Ley de Protección y Fomento a la Artesanía que algunos sectores han estado trabajando (sin mayores resultados) y consultando textos como la "Política Nacional de Artesanía 2017 - 2022" e "Ideas Matrices para un proyecto de ley de fomento y desarrollo del sector artesanal" del año 2017, hemos confirmado que el interés por el tema de salud y previsión de los que nos jugamos el pellejo en esto es absolutamente inexistente, ya que en un pequeño apartado de uno de los anexos del último documento citado más arriba, y a pesar de ser ésta una realidad palpable, podemos leer en la página 103 del apartado 6.9. "Salud y Previsión" lo siguiente:

«El tema Previsional no será considerado para la propuesta de esta ley. Sin embargo se propone restablecer la elaboración de expedientes para ser presentados al Ministro del Interior para otorgar Pensiones de Gracia, las cuales corresponden a un beneficio pecunario otorgado por S.E. la Presidenta de la República, cuyo monto es variable y fijado en ingresos mínimos no remuneracionales. La pensión puede ser otorgada por un periodo definido de tiempo o de manera vitalicia según corresponda. Es un beneficio no heredable, no entrega bono de invierno, aguinaldos, asignaciones familiares, cuota mortuoria ni da derecho a atención gratuita en el Fondo Nacional de Salud.»*

*Informe diagnósticos y propuestas para la elaboración de anteproyecto de ley para el sector artesanal chileno, CNCA, abril de 2016.

¿Qué tal esta propuesta de Ley? Antes de lo sucedido con la Señora Clara, nosotros pensábamos, muy ingenuamente, que algunos sectores de Artesanos y Artesanas, muchos de ellos "organizados" en gremios, agrupaciones y cooperativas, estaban mejor preparados con respecto a estas problemáticas, pero hemos descubierto que no, que absolutamente nada y que dichas organizaciones sólo sirven, la mayoría de las veces, para asegurarse los cupos en una feria o muestra de Artesanía, alguno que otro premio o reconocimiento como el de los "Tesoros Humanos Vivos", el "Sello de Excelencia" o el "Maestro Artesano", pero que, por otro lado, cuando llega la enfermedad o la vejez... ahí quedamos los Artesanos y Artesanas, con premios o no, con cupos asegurados en una feria o tirando paños en la calle, ahí quedamos, completamente solos y sin asistencia, teniendo que convocar a nuestros amigos y familiares para que ellos, apelando a la lástima, puedan reunirnos algunos pesos para comer o comprarnos los remedios. 

Si un proyecto de Ley de Artesanía está tan lejos de la realidad de nuestros problemas sociales, en pleno siglo XXI, ¿qué podemos esperar de aquellos colegas que están trabajando día a día, ganándose el sustento como cualquier persona, y que están totalmente al margen de la institucionalidad, como es el caso de la Señora Clara? Si los que están trabajando por una Ley de Artesanía están desprovistos de cualquier apoyo social en caso de desgracia, enfermedad o de llegar a viejos, ¿qué queda de los demás? 

En un país que envejece año tras año es urgente que nos dediquemos más a estos temas, ya que no todos contaremos con la fortuna de tener de viejos el apoyo incondicional de un amigo como Félix Panes. Y lo que nos espera a muchos de los que nos dedicamos a esto, probablemente sea la muerte en los pasillos de una sala de urgencias en las condiciones más deplorables que podamos imaginar, por mucho que hayamos aportado al patrimonio cultural de nuestro país con nuestro hermoso y sacrificado oficio.

Y si el apoyo ha de llegar de alguna institución de gobierno éste tiene que facilitarnos el acceso a los espacios para poder comercializar nuestros trabajos para así poder ahorrar para enfrentar las dificultades. Porque no es que la Artesanía no se venda, como dicen algunos, el problema es que cada día es más complicado acceder al público y juntar la plata para llegar a fin de mes porque las trabas burocráticas son cada día más numerosas. Por eso es que a muchos de nosotros no nos conviene formalizarnos, ni cotizar en Fonasa o AFP. He ahí el gran problema del artesanado actual. 

Por otra parte, tampoco podemos esperar a que esa ayuda llegue de la institucionalidad así como caída del cielo, porque lo más probable es que eso no ocurra. ¡Tenemos que organizarnos entre nosotros mismos! Para enfrentar la escasez de espacios, las trabas burocráticas o cualquier cosa que se interponga a nuestro bienestar como trabajadores y guardianes de nuestro bien patrio más preciado: nuestra cultura. Lo que obviamente está muy complicado por el gran egoísmo que impera en nuestro sector y lo cerrados que están algunos a colaborar con otros colegas que todavía no se desarrollan completamente como Artesanos y Artesanas, pero que podrían hacerlo si la fraternidad entre nosotros fuera un poco más grande.

De otro modo, mejor olvidémonos de la Artesanía y busquémonos una pega "segura", como han tenido que hacer muchos Artesanos en estos 200 años de historia nacional. Ya que si no hay unidad entre nosotros, ni absolutamente ninguna garantía de llevar una vida económicamente normal con esto, ¿qué va a motivar a las nuevas generaciones a optar por la Artesanía como profesión? Nosotros vamos a ser los últimos. Y a nadie le va a importar un rábano lo que nos pase.

Pensemos en nuestro futuro, y en el de las futuras generaciones de Artesanos y Artesanas, el cual estará en riesgo si no hacemos nada hoy por nosotros mismos. ¡Esto no puede seguir así!

¿Qué opinan ustedes?


Ojalá les haya gustado el texto. 
¡Por favor comenten y compartan!


Les deseamos unos hermosos días
llenos de amor y éxito!
Sus servidores,
Made y Sergio,
¡Fuerza de Artesano!



2 comentarios:

daniel uribe dijo...

Muy Sierto todo no tener salud digna. muchos artesanos tenemos que esperar tener suerte.de una hora.y que desir de una pensión.ami páreser. 3 temas muy importantes salud, pensión digna ,y lugares donde poder esponer nuestros trabajos.sin tanta burocracia y a corde alo que asemos ( arte,rescate y .conservación de oficios y tradiciones.)

Yulinomais dijo...

Que terrible... Espero que este asunto cambié para 2021 tras el plebiscito... Abrazos compañeros