Para nadie es un secreto que las ventas están jodidas. Sobre todo para aquellos y aquellas que nos jugamos el pellejo día a día con nuestro trabajo como Artesanos y productores independientes, los que si no vendemos no comemos.
Para algunos, la responsabilidad de esta lamentable situación, la van a tener los mismos de siempre: los políticos. Para otros, el capitalismo y la economía de libre mercado (¡que de "libre" el mercado en Chile no tiene nada!). Para otr@s el Patriarcado, los migrantes, la falta de trabajo, la crisis económica mundial, la devaluación del peso, el sobre endeudamiento, la corrupción institucional, el cambio climático, la falta de cultura, las AFPs, la falta de plata etc., etc. ¡Y por supuesto que un poco de todo esto tiene que haber si miramos la cuestión en profundidad!
Sin embargo, puede que muchos de nosotros, al día de hoy, no le estemos dando al clavo de cuál es la "conspiración" a la que tenemos que hacerle frente para superar todos nuestros problemas. Y es que estamos en tiempos de grandes cambios, los cuales son tremendamente difíciles de aceptar para muchos de nosotros, que nos encontramos a medio camino de una extensa cuerda tendida entre dos generaciones de personas, pues aunque no lo parezca, estos cambios no sólo nos han afectado a nosotros como Artesanos y productores en la forma en que desarrollamos nuestras economías personales, sino que van mucho más allá de lo que podríamos llegar a imaginar.
Hablamos de los cambios en las comunicaciones y en cómo éstas han comenzado, desde hace años ya, a revolucionar el modo en que se hace todo, lo que de aquí a no mucho tiempo más va a dejar obsoletas muchas prácticas y costumbres... entre ellas las ferias de artesanos, productores locales, emprendedores, y muuuuchos muchos otros espacios donde hoy algunos nos hacemos el sueldo.
Los más entendidos en el tema, las generaciones más jóvenes del Facebook y el Instagram, nos dirán, sin lugar a dudas, que hemos descubierto el hilo negro, pues lo que para ellos es obvio, para los más de nosotros no lo es tanto y representa, verdaderamente, una gran crisis que nos tiene más nerviosos que un partido contra Brasil.
Ahora bien, ¿significa esto que tenemos que cambiar de rubro o definitivamente buscarnos una pega de lo que salga para sobrevivir y sacar adelante a nuestras familias? No necesariamente, ya que esta tremenda revolución, que es una crisis en este momento para nosotros, también es una tremenda oportunidad que debemos aprender a aprovechar si no queremos quedar "Out", es decir "fuera", e ir cayendo como moscas, uno tras otro, como ha ido pasando. Y para esto no hay que cambiarse de rubro o buscarse otra pega, ya que esta crisis no tiene que ver con nuestros productos sino con los "espacios".
Históricamente los espacios han sido el dolor de cabeza de todo Artesano y pequeño productor en nuestro país, ya que siempre, desde los inicios de la República, hemos tenido un enfrentamiento, literalmente, a muerte por los espacios con los grandes comerciantes, los cuales han visto en nosotros a una indeseable competencia a la que no se le ha permitido, por todos los medios habidos y por haber, convertirse en industria nacional que enriquezca a las personas por medio del trabajo y no a los dueños del dinero por medio de la explotación de las personas.
Todos los que vivimos de esto tenemos muy claro que necesitamos espacios donde vender todo aquello que hacemos con nuestras propias manos, necesitamos llegar al público para que éstos vean lo que hacemos, se interesen por nuestros productos y finalmente nos compren. ¿De dónde sino vendría el dinero con el que pagamos nuestras cuentas, cubrimos nuestras necesidades y mantenemos a nuestras familias?
Así de simple es la cosa. Hay que llegar al público de alguna forma. Hay que estar donde ellos están. Pero el público no se reúne en cualquier esquina como creen algunos alcaldes en este país, que para no hacerse una mala imagen, han dejado a sus artesanos y artesanas instalados, a su suerte y un par de días cada mes -qué generosos-, con un puesto en el último rincón que escupió el diablo, lugares por los que no circula un alma y donde no se vende absolutamente nada (sin considerar la desfachatez y el descaro que tienen de cobrarles, además, una patente comercial y estar al día con Impuestos Internos). Todo esto con la excusa de apoyar el emprendimiento y la cultura, obviamente.
Ante este panorama tan "alentador" las alternativas son escasas. Si tienes plata, te vas al mall. Y si no, que es muy frecuente: a la calle. El escenario es distinto, pero el objetivo es el mismo. Hemos sabido que durante años la calle les dio a algunos Artesanos hasta para comprarse casa, mandar a los hijos a la universidad e incluso ahorrar para la vejez. Cuando los municipios comenzaron a "matar" las calles (a sacarlos) unos optaron por irse a otras calles -que en eso están hasta el día de hoy- o a circular de feria en feria, como es el caso nuestro, mientras que otros se fueron al mall. A las ferias de mall.
Todos saben que las ferias de mall son costosas, además de breves. Aunque en su momento también fueron buenas porque el público estaba allí y, según muchos testimonios que tenemos, valía la pena pagar por un puesto en estas ferias. El problema es que en estos dos últimos años (2017 y 2018), los malls también se han ido a la reverenda cresta y cada día tienen que hacer más y más esfuerzos para convocar a la gente. ¡Si hasta el Che Copete se ha tenido que montar con su carpa para ver si alguien se motiva a ir!
Así las cosas, el problema ya no es si la gente va a la feria artesanal o al mall a comprar lo que necesita. El problema es que estos espacios ya no son atractivos para la gente, lo mismo que ningún otro espacio que le haga a uno perder su tiempo. Y si las ferias de Artesanos, pequeños productores y emprendedores están condenadas, el futuro de los malls no es muy distinto.
¿Pa' dónde es que se escapó la gente, entonces?
¿Dónde están ahora?
Aquí, todos están aquí:
Este es el espacio que nos está dejando a todos sin público. Revistas y estaciones de radio y televisión han tenido que cerrar sus puertas porque la gente ya no necesita comprar una plataforma distinta para cada necesidad. Todo está aquí. ¿Tienes hambre? Por este medio pides comida directo a donde estés. No hay que perder tiempo yendo al local. ¿Necesitas zapatos? En el color, material y número que necesites te lo pueden llevar directo a la casa o donde trabajes. No hay que perder el tiempo yendo a la tienda. ¿Quieres ver una película? Ya ni siquiera hay que ir al cine, todas las películas del mundo pueden verse en esta plataforma. ¿Hablar con los amigos? ¡Mensajería instantánea! ¿Para qué perder el tiempo con un teclado? ¡Todo se hace por voz! ¡Olvídate de ir a pagar las cuentas o hacer la cola del banco, o peor, la del súper mercado! Y no nos veamos la suerte entre Artesan@s. Que hasta es muy pero muy probable que este texto lo estés leyendo a través de este medio. Así de tremenda es esta nueva realidad.
Por eso es que tenemos la sensación de que la cosa está mala y recontra mala, de que no estamos vendiendo lo que vendíamos hace cinco años y que cada vez la cosa está peor. Por eso muchos de nosotros ya se buscaron una pega de medio tiempo para completar las lukas de fin de mes, o de plano ya se buscaron un trabajo a tiempo completo porque no dieron para más. Incluso las tiendas del mall se están cambiando a esta nueva plataforma con la justificación de querer ayudar al medio ambiente, dejando de imprimir catálogos, por ejemplo, cuando la verdad es que a nadie le interesa un catálogo y por eso todos terminan en la basura.
La cosa no se trata de que la gente no tenga plata o haya crisis económica (aunque tampoco somos un país sin pobreza). Pero, ¿es que acaso se ve gente con hambre en las calles? ¡Pamplinas! Si hasta los habitantes de estos espacios no saben por dónde meterse el pan que les sobra.¿O es que acaso la gente no tiene para vestirse? ¡Las huifas! Si hasta los niños de las poblaciones más desposeídas andan con zapatillas Nike de 150 mil pesos. ¿O es que la gente no tiene dónde vivir? A lo mejor los haitianos, pero el resto... ¡no se empiezan a construir departamentos y ya están todos vendidos!
No, amigas y amigos, no es que la gente no tenga para comprar. Lo que pasa es que cuando descubren nuestras ferias y pasan por nuestros puestos ya es demasiado tarde, pues muchos de ellos acaban de comprar todas y cada una de las cosas que necesitan sin poner un pie fuera de su casa. Es cosa de suerte que algunos todavía vendamos algo. Y para qué andamos con cuentos, ¡si ni nosotros mismos nos motivamos a ir a las ferias donde están nuestros pares! ¡Si hasta para organizar una completada con los propios amigos nos hacemos drama! Que ni hablar de ir a visitar a los parientes...
El tema central de todo esto no son las lukas, sino el tiempo. Imagínense nada más. Estamos en un país donde las personas trabajan de sol a sol, donde apenas se levantan de la cama se visten para ir al trabajo. Y cuando se termina la jornada es tan tarde ya, durante casi todos los meses del año, que, o está muy oscuro o hace mucho frío para ir a cualquier otra parte. Y si no es el frío es el calor, si no es la lluvia es el viento, si no es el viento es cualquier otra cosa más interesante y llamativa que salir a vitrinear al mall o a donde sea que uno no pueda hacer algo por y para sí mismo.
No esperemos entonces que las personas vayan a vernos por puro gusto. A menos que sean fanáticos de lo que hacemos, por supuesto. Que es algo que puede darse. Sin embargo, la mayor parte de las veces este asunto no es así. En este punto es cuando las ferias fracasan. Y donde las únicas que están dando algo son las que se instalan por donde la gente no puede evitar pasar. De camino a sus casas o trabajos. Las demás... son plata fácil para productoras sin escrúpulos y burócratas sinvergüenzas.
Si queremos sobrevivir a todo esto, tenemos que comenzar a pensar más en las personas y hacerles las cosas más sencillas. Ofrecerles productos de calidad, claro está, que satisfagan sus necesidades, pero, por sobre todas las cosas, ahorrarles tiempo. Por eso es que tenemos que estar donde ellos están y no hacerles dar tantas vueltas para que compren nuestros productos. De otro modo, ahí nos vamos a quedar, en las ferias, esperando que pase alguien o, lo que es peor aún, regalándoles nuestro trabajo a los turistas por no ser capaces de venderles un huevo a nuestros propios coterráneos, que están aquí, todos los días del año y que podrían comprarnos más de una vez.
¿Para qué insistir en hacerse la vida más complicada? Si las personas necesitan hacerse las cosas más sencillas, ¿por qué nosotros no podríamos hacer lo mismo? Imagínense poder llegar a nuestro público sin el trasteo de toldos, mesas y sillas, sin tener que estar 12 horas esperando que pase alguien y se anime a comprar, sin estar pendientes de que carabineros nos pase un parte o nos quite las cosas, sin la nefasta burocracia de las municipalidades y sin tener que regalarles nuestra plata a los descarados de las productoras de malls. Eso es lo que nos ofrece a todos el cyber espacio en estos momentos. Lo que a la larga va a hacer que mucha de esta gente, que gana más plata que nosotros sin producir absolutamente nada, cambie de profesión. Y lo que es mejor, nos permitiría concentrar todas nuestras energías, por lo menos a los que hacemos las cosas nosotros mismos, en el diseño y producción de objetos y servicios que realmente sean útiles y valiosos para la gente, sin pérdidas de tiempo y sin interrupciones de ningún tipo.
Es lo mismo que queremos todos. Y aunque nos cueste un poco al principio aceptarlos, estos cambios ya están ocurriendo. No podemos quedarnos sin trabajo simplemente por no adaptarnos a estas nuevas plataformas virtuales, las cuales ya son tan reales, concretas y palpables como la vida misma. ¿O no? ¿Qué opinan ustedes?
Ojalá este texto les haya gustado y les sea de utilidad.
¡¡Les deseamos mucho éxito este 2019!!
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Registro de nuestra querida amiga Pato de una Feria realizada en la Plaza Cívica de Valparaíso. |
Un fuerte abrazo,
Made & Sergio,
¡Fuerza de Artesan@!
1 comentario:
Hola ...me paresio interesante tu texto,y ademas diste en el clavo ..vamos para la venta online todos los artesanos tendremos que aprender a comercializar nuestros productos y servicios a traves de estas plataformas ..ni modo tengo 55 años y ya para mi es un cuento publicar en face mis productos ...solo logro algunos like pero no pierdo las esperanzas ..llevo 1 mes en esto ...suerte amigos
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